sábado, 22 de agosto de 2009

No son muy sensibles

Escuchar aquella dulce melodía de los Beatles una y otra vez, me recuerda tanto que todavía hay gente tan maravillosa como lo eres tú, me da la energía suficiente para sonreír y para que mi alma pueda despertar cada mañana y entregarme a mi misma la fuerza necesaria para poder seguir adelante defendiendo mis decisiones, imponiendo mi estilo al mundo. El saber que en estos momentos te encuentras tan lejos, me hace sentir sola y mucho, pero pienso que algún día las cosas cambiaran para bien y para ambos, que podremos encontrar aquella felicidad que tanto hemos estado buscando por tiempo. Sé y te aseguro que Dios nos acompaña siempre, y que sabe todo lo que hemos sentido, que hemos llorado hasta no poder por no saber de quienes estamos rodeados, y de que pueden pasar años y años y jamás vamos a olvidar aquel deseo de vida que hemos tenido impregnado tanto en nuestra alma como en nuestro corazón y que no se esfuma ni con la mas inmensa tentación que el mal nos haya esbozado en el camino. Estamos hechos de lo mismo, y diseñados para sentir igual, destinados a vivir las mismas cosas incomprendidas por nosotros y desconocidas por los demás. Me es grato pensar que en algún lugar, sigues ahí, y me alivia, por eso te estoy escribiendo, sencillamente para darte las gracias. Me abriste los ojos rompiste la burbuja e hiciste que me diera cuenta cuan valiosa era. Con la mano sobre mi pecho exaltado, te deseo todo el éxito del mundo en la vida, que el amor infunda hasta lo más íntimo y que seas feliz.

Un beso querido extraño, y buenas noches.