domingo, 26 de julio de 2009

Prisionera de la mala vida

Ya no quiero estar más aquí, sencillamente ya no tengo un hogar al cual llegar, no existe esa madre que quiera compartir un rato y hablarte de lo que ha sentido ó los pensamientos que inundan su cabeza, no existe un padre al cual idolatrar, no existen, todo esta acabado, lo único que puedo ver a su alrededor es una nube negra que se los come de a poco, lentamente, que les quita el alma y los hace prisioneros de su propia vida. Siempre luché para que mi madre no se viera afectada, pero ella misma accedió a coolaborar con su propio fin, tapó sus oídos ante mis gritos y cegó sus ojos ante mis gestos. No quiero verla así, no me rindo, no aguanto tener que sentir su lástima diaria, por el cansancio de seguir viviendo, me agota realmente, pero fuerzas tengo, al igual que la esperanza de que algún día, va a despertar y se va a dar cuenta que en la vida hay cosas más importantes por las cuales vivir, y estar feliz, espero poder estar con ella ese día, darle la mano y llevarla lejos a donde ella siempre quizo estar, con quién siempre ella quizo vivir y haciendo las cosas que siempre anheló.

Pronto seguiré con mi rutina fuera de casa, estudiando y estudiando, para ser buena, no mediocre. El hospital será un gran desafío, pero confío en que todo va a ser un éxito, si Dios y yo lo queremos así. Sé que el tiempo pasará rápido y que todo lo que siempre he soñado se pueda cumplir. Son cosas sencillas, que tal vez muchas de mis amistades poseen, pero que con esfuerzo espero lograr algún día, y poder llegar a mi hogar, poder dormir tranquila, sin despertar a cada rato por la culpa de la hambrienta nube negra.

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