sábado, 3 de enero de 2009

Cierto como la noche.


Es difícil poder resumir en un pequeño párrafo todo lo que fue para mí el haberme encontrado con el reflejo de mis ojos en otra persona. Es tan maravilloso sentir que tienes a quien poder abrazar para que acobije tu corazón, o simplemente que te tienda una mano cuando la vida no sonríe.
Cuando la historia se esfuma, al parecer nadie muere por amor, nos sentimos ingenuos de haber permanecidos inmersos en algo intangible, y al parecer efímero.
Desaparece de un momento a otro, al igual como se esconde el sol para dar a un nuevo anochecer, pero aún así hoy puedo sonreír, porque sé que de una forma o de otra la vida es cíclica y por ende comprender que el día y la noche nunca estarán juntas es algo más que sólo libertad.
Ahora tú serás y yo seré, conjugados ante otro amanecer de una vida sátira que nos encandila con sus oportunidades. Quisiera hablarte esta noche para saber si estas ahí, pero mejor prefiero que brilles, que tu aura no opaque ante la boca de otros, sonríe y abraza una nueva oportunidad que el destino nos brindó. Ya te dí todo lo que tenía, compenetramos nuestras esencias, y reflexiona un poco del toque que quedó.

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