viernes, 23 de enero de 2009

El paso fue causa y ahora efecto.


Tanto tiempo ha pasado, el sol ha salido y se ha escondido tantas veces de la ultima vez que pude ver tus ojos en los mios. Si tan extensa fue mi ausencia, si no pudiste oír el sonido de mis palabras que volaban hacia ti, fue quizás porque pude entender todo, darme cuenta de como funcionaba el mundo alrededor nuestro mientras yo me encontraba completamente cegada ante tu silueta. El haber corrido lejos de este camino y haber desaparecido bajo las nubes me hizo comprender que no era necesario para borrarte de esta historia. Era todo tan obvio, no se puede arrancar un hijo a una madre, ni un alma a un ente, así que conté los días, borre hojas de mi calendario esperando un milagro.
Un día cualquiera el sol brillaba pero no podía mostrarse a causa de una tormenta invernal perpetua, me encontraba caminando por un sendero, alrededor mio había hierba mojada, por kilómetros a la redonda era lo único que podía ver, siempre lo mismo como un fractal, que se repetía exponencialmente y no tenia fin. Repentinamente dejo de llover, mire hacia el cielo y el sol comenzaba lentamente a inundar el lugar con vagos rayos de calor y luz, estallo mi ser, mi alma, mi mente, era simplemente yo ante ti, completamente vulnerable, nos habíamos encontrado, cara a cara nuevamente, no fue lo mismo que antes, fue mejor, tan frágil e intangible, estaba ahí, se podía sentir, y pensé que yo seria la única que caería de rodillas, pero caímos al mismo tiempo exahalando el miedo, la torpeza, la inexperiencia, se juntaron nuevamente dos vidas, un sentido, la divina obscenidad, de dar el máximo de piel sin librarte de mi.

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